Como prometía, la «máquina de Dios» continúa de sorpresa en sorpresa. Los físicos del Gran Acelerador de Hadrones (LHC, por sus siglas en inglés) de la Organización Europa para la Investigación Nuclear (CERN), han llegado a una insólita conclusión tras realizar un experimento a altos niveles de energía, en el que recrearon los «primeros microsegundos después del Big Bang». Tras acelerar una serie de partículas, el equipo cree que, en esos primeros momentos, el Universo no solo era muy caliente y denso, sino que, y aquí viene la novedad, se comportaba como un líquido.
Los científicos, entre los que se encuentran investigadores de la Universidad de Birmingham (Reino Unido), aceleraron y chocaron entre sí núcleos de plomo en las más altas energías posibles en el detector Alice del LHC, el anillo circular situado a cien metros bajo tierra en la frontera entre Suiza y Francia. De esta forma, generaron unas «bolas de fuego» subatómicas muy calientes y densas, recreando los primeros microsegundos después del Big Bang a temperaturas de 10 billones de grados.
En estas altísimas temperaturas, la materia normal se mezcla en una exótica sopa primordial conocida como plasma quark-gluón. Varios modelos de la física teórica predicen que ese plasma se comportaría como un gas a estos altos niveles de energía, pero los primeros resultados de los científicos del LHC los echan por tierra. No es precisamente un gas lo que han descubierto los investigadores. «Estos primeros resultados parecen sugerir que el Universo se comportó como un líquido muy caliente inmediatamente después del Big Bang», afirma David Evans, de la Escuela de Física y Astronomía de la Universidad de Birmingham. Aunque tampoco es la primera vez que se sugiere esta idea, los experimentos anteriores, realizados en EE.UU., habían sido realizados a bajas energías, y se desconocía lo que ocurriría cuando se subiera el pistón. Ahora ya no hay duda.
A por otras dimensiones
Esta conclusión llega siete meses después de que la «máquina de Dios» comenzara a colisionar protones a alta energía. «Estamos aprendiendo más sobre los inicios del Universo», se alegra Evans. Con toda probabilidad, no será, ni mucho menos, el último resultado. Los científicos esperan que en los próximos meses el LHC vuelva a proporcionar nuevos descubrimientos. Los responsables de otro de sus detectores, el Atlas, creen que el próximo año serán capaces de encontrar el evasivo bosón de Higgs, descubrir dimensiones extras y obtener partículas relacionadas con la materia oscura.