Físicos de la Universidad de Bonn han desarrollado una fuente completamente nueva de luz, una especie de súper fotón que, hasta hace poco, se consideraba imposible. Ahora, los científicos han demostrado no solo que es real, sino que, además, podría tener importantes aplicaciones, como la creación de chips para conseguir ordenadores personales más potentes. La investigación se publica esta semana en la revista Nature.
Los científicos consiguieron el súper fotón a partir de lo que se llama un condensado de Bose-Einstein, el estado de agregación de la materia que se produce en ciertos materiales a muy bajas temperaturas. Los investigadores ya sabían que enfriando átomos de rubidio, por ejemplo, estos se concentran en un espacio muy pequeño, y se vuelven compactos, casi indistinguibles. En este estado, se comportan como una súper partícula gigante. Hasta aquí no hay nada de particular.
La novedad es que los investigadores hicieron el mismo trabajo sustituyendo el rubidio por fotones o partículas de luz, algo que nunca se había conseguido. La idea era prometedora, pero tenía un problema fundamental: los fotones, cuando se enfrían, desaparecen. Hasta hace tan solo cinco meses, parecía imposible enfriar la luz de esa forma. Sin embargo, los científicos alemanes lo consiguieron gracias a una complicada técnica de espejos o superficies reflectantes donde disolvieron moléculas de pigmento y donde los fotones chocaban periódicamente. Esto permitió que los fotones asumieran la temperatura del fluido sin perderse en el proceso.
Este super fotón es una fuente completamente nueva de luz parecida al láser, aunque tiene la ventaja de que puede producir luz en una onda muy corta, como los rayos X. Esto sería muy útil para la producción de chips de alto rendimiento que permitirían crear ordenadores personales más potentes. El proceso también podría ser útil en otras aplicaciones como la espectroscopia o la energía fotovoltaica.