En hojas de jigua, aguacatillo y laurel amarillo, químicos de la UN encontraron sustancias con importante acción antiinflamatoria y contra enfermedades cardiovasculares.
Los extractos de estas plantas, probados en sangre humana, en algunos casos son 60% más seguros que fármacos como la aspirina.
El Grupo de Investigación en Productos Naturales Vegetales (GIPNV) de la Universidad Nacional de Colombia evidenció que en Magdalena, Caquetá y Antioquia gran variedad de las especies mencionadas son utilizadas para tratar enfermedades que obedecen a desórdenes inflamatorios o problemas cardiovasculares como asma, artritis, complicaciones reumáticas, mastitis y arteriosclerosis.
Al tanto de este historial de usos en la medicina tradicional, el grupo inició el estudio de tres especies: jigua (Pleurothyrium cinereum), aguacatillo (Ocotea macrophylla) y laurel amarillo (Nectandra amazonum) para determinar su contenido de sustancias antiinflamatorias y de beneficio cardiovascular.
Tan solo en Colombia existen cerca de 150 especies de lauráceas (familia a la que pertenecen estas plantas), y más del 60% no se han estudiado lo suficiente, entre estas las tres especies citadas. De estas se obtuvieron 52 sustancias puras, 13 nuevas para la ciencia, lo cual implica que puedan tener diferentes funciones para usos farmacológicos.
Ocho de los 52 extractos demostraron una actividad eficaz y segura (es decir, no son tóxicos para el organismo), superior entre un 15% y un 25% a la de medicamentos utilizados comúnmente para inflamación como, por ejemplo, el ibuprofeno.
Un compuesto antiinflamatorio es aquel que inhibe la hinchazón en cualquier parte del organismo, y actúa a través de una o varias vías, por ejemplo evitando la acción de una enzima llamada ciclooxigenasa, que produce compuestos proinflamatorios. En pruebas in vitro y utilizando sangre humana, las sustancias nuevas, entre estas una denominada 9–nor–isolicarina–B, impidieron el efecto de la enzima.
“Se sabe que para tratar los problemas cardiovasculares, estrechamente relacionados con disfunciones en el corazón y el sistema circulatorio, es necesario detener la acumulación de las plaquetas que pueden taponar las arterias en ciertas situaciones, y esto se hace por medio de analgésicos como la aspirina”, dijo Ericsson Coy, doctor en química y autor principal de esta investigación.
Los compuestos hallados en las lauráceas –cinerinas y otros– mostraron una efectividad similar a la de este medicamento, pero un 60% más segura, pues no ocasionaron úlceras u otros efectos secundarios en el aparato digestivo. Así quedó evidenciado en ensayos realizados en laboratorio, en los cuales las sustancias no transformaron la ciclooxigenasa, parte fundamental a nivel gástrico e intestinal.
Algunas de las enfermedades cardiovasculares más frecuentes son la arteriosclerosis y la trombosis, cuyos tratamientos actuales se realizan usualmente mediante la inhibición de la agregación plaquetaria.
Este estudio, portada de la revista inglesa Organic and Biomolecular Chemistry en mayo del 2010, abre nuevas posibilidades para incorporar en la industria farmacéutica sustancias no solo efectivas para palear enfermedades, sino más seguras que las conocidas actualmente.